Cuando nos casamos mi marido y yo, hace ya muchos años, nuestro primer hogar fue un departamento pequeño, muy cercano a la casa de mi familia, y coincidió que vivía a un lado de nuestro departamento un amigo de mi marido de muchos años atrás, sus papás eran de Sonora y allá vivían, pero a veces venían a quedarse por temporadas con su hijo, y la señora cocinaba delicioso, se daba vuelo preparándole todos los platillos que a su hijo le gustaban...
Y pues creo que yo casi siempre salía ganando un poco de todas esas delicias... siempre hubo un cariño especial hacia esa linda y amable señora, y a veces llegaba con un poco de guisado de lengua en salsa roja, otras veces al vapor, y en otras ocasiones me llevaba de estas deliciosas Tortitas de Plátano Macho, regularmente las rellenaba de queso o de frijoles refritos, así es que me compartió su receta y las comencé a preparar, pues nos gustaban mucho, y a veces yo las rellenaba también de cajeta o de mermelada de fresa... deliciosas!!!
¡Cómo me gustaba ver a esta linda pareja de edad, con muchos años de casados, y siempre con cariño y amor se veían!
Qué tiempos aquéllos!! recién casados, conociéndonos en otra faceta, adaptándonos, y lo mejor de todo... siendo felices!! como gracias a Dios lo seguimos siendo, no sé decirles cuál es el secreto, pero creo que cada quien se hace su cielo o su infierno, y nosotros procuramos tener siempre un cielo, aunque las cosas no se vean tan azules... pero creo que el estar juntos, compartir todo, apoyarnos y madurar uno con el otro, ha sido siempre una de las claves... compartimos gustos similares, otros completamente distintos, pero siempre nos apoyamos el uno con el otro, y sobre todo apoyamos las locuras de cada quien...
Creo que uno de los secretos es no querer cambiar al otro, sino aceptarlo como es, y tratar de que la vida sea armoniosa; que podamos llevarla en común respetando al otro, elegir las batallas, no siempre se ha de hacer la voluntad de uno o del otro, a veces hay que ceder, otras hay que insistir para que la otra parte sea la que ceda, pero siempre se necesita comunicación, afinidad en muchos sentidos, pero también lados opuestos totalmente... he sido afortunada pues tengo a mi lado a alguien que me alienta en mis sueños y me apoya, me da el 200% de su existencia y de su corazón, agradezco a Dios que lo haya puesto en mi camino y que nos haya permitido formar la familia que tenemos y los lazos tan grandes entre los dos...
Siempre hemos coincidido en que si los papás de una familia están bien en su relación, los niños están bien, la vida no gira alrededor de sólo los hijos, sino los pilares deben ser fuertes y estar bien cimentados, y en consecuencia, los hijos tendrán buenos cimientos y serán buenos seres humanos.
No es un trabajo fácil ni sencillo, es el resultado del día a día, a veces uno quiere tirar la toalla, pero gracias a Dios, en nuestro caso, nos tenemos el uno al otro para apoyarnos cuando uno quiera renunciar a todo... en otros momentos creo que nos queremos ahorcar, jeje, en las pocas veces que no hemos coincidido en algo y que existe algún desacuerdo, procuramos hablarlo con amor y respeto, pues si éste se llegase a perder... malo, muy malo; además del pacto que tenemos entre ambos, que si algún día alguno de los dos ya no quiere estar con el otro, mejor decirlo... por lo menos es lo que a nosotros nos ha funcionado, cada pareja es distinta y cada situación también lo es...
En fin... es increíble lo que un platillo te puede hacer recordar, sentir y reflexionar... no creen?? así es la cocina, mágica, nos puede trasladar a lugares y momentos, con personas muy queridas, o pensar todo un mar de posibilidades... con sólo dar un bocado...
Ingredientes:
3 Plátanos Machos maduros (pero que estén firmes)
Queso panela o Queso Chihuahua
Aceite el necesario para freír
Si deseas que esté más consistente la masa, agrega un poco de fécula de maíz.
Procedimiento:
Ponemos a cocer en suficiente agua los plátanos con todo y cáscara, cuando notemos la cáscara se ha roto o ya estén suaves, es momento de sacarlos del agua hirviendo, y esperar un poco a que enfríen, para no quemarnos.
Cuando ya están fríos, de manera que los podamos manipular, les retiramos la cáscara y los colocamos en algún recipiente en el que podamos machacarlos o hacerlos puré, yo utilizo la batidora de inmersión.
Calentamos suficiente aceite en una cacerola, o en la freidora para poder ir agregando las tortitas.
Al estar listo el puré, tomamos una porción con la mano húmeda, para evitar que se pegue tanto en nuestras manos y dedos, y sea más fácil manipularla, le agregamos un trocito de queso, o bien, un poco de frijoles refritos, o cajeta o mermelada, y por qué no, hasta nutella, lo que elijamos, recuerden que pueden añadir al puré un poco de canela si los harán de queso o de cajeta, les da un rico sabor.
Si desean que la mezcla esté más consistente para formar más fácilmente las croquetas o tortitas, añadan un poco de fécula de maíz, hasta que tenga consistencia de puré de papa y sea fácilmente manipulable, sin que se pegue en las manos.
Vamos colocando las tortitas en el aceite caliente y las cocinamos hasta que doren por ambos lados, podemos darles la forma de croquetas y rellenarlas con lo que hayamos elegido.
Para servir las tortitas dulces, a mi me gusta añadir un poco de crema a la que le he agregado un poco de azúcar o de miel de abeja, y espolvorearle canela al gusto... o bien, una buena cucharadita de cajeta a un lado para endulzar un poco más estas delicias... y no olviden que con frijolitos refritos, o puré de lentejas quedan deliciosas también...
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